Me acerque a este libro, por que no decirlo, al llamarme la atención su portada, ¿a quien no le apetecería abrazar a un oso con ese aspecto?, incluso arriesgando el quedarte sin una de tus apreciadas extremidades. Pese a ser un reconocido autor, nunca me había topado con el. Así que dada la cercanía de las fechas navideñas, se me ocurrió que tal vez los Reyes Magos, tuvieran a bien traérmelo, pero olvide ponerlo en la carta, por suerte la mañana del 6 de enero lo encontré al pie del árbol.
Bill Bryson es un periodista estadounidense que dejo su carrera para viajar, la termino más tarde. Se ha dedicado a escribir y enseñar, la mayor parte del tiempo en Reino Unido. Y es eminentemente una persona curiosa y apasionada.
El libro que nos trae hasta aquí trata de como un día le dio por recorrer el sendero de los Apalaches, el cual es la ruta señaliza más larga de los EE.UU., con aproximadamente 3500km (varia según el lugar de consulta y además varia habitualmente su recorrido). Cruza 14 estados americanos, recorriendo los bosques más inmensos de este país y es una de las aventuras de senderismo más soñadas por los «trota-caminos» estadounidenses, y de todo el mundo. Muy poca gente consigue completarla en su totalidad (se invierten unos 7 meses en ello), y menos del tirón, hay muchos senderistas que lo van haciendo por tramos a lo largo de toda su vida. A los que logran terminarlo se les conoce como thru-hikers, y cuentan con mucho reconocimiento.
El libro trata de como Bryson decide que quiere completar el sendero completo, y digamos que se asemeja a un cuaderno de campo de todas las experiencias que vive mientras intenta llevarlo acabo. Para esta aventura se le une por sorpresa su amigo del instituto, el cual en la juventud ya le acompaño en sus viajes por Europa, Stephen Katz (se sabe que no es su nombre real), un personaje tosco, ex-alcohólico y totalmente fuera de forma, al cual no veía desde hacia más de 20 años. Bryson tampoco pasa por su mejor estado de forma, así que desde el principio se intuye que no lo van a pasar precisamente bien.
El camino da par anécdotas en las que en ocasiones te hacen soltar carcajadas, los miedos de Bryson por ser atacados por un oso son especialmente graciosos, o un ligero problema sentimental que tiene Katz en el profundo sur estadounidense.
Bryson documenta de manera excelente tramos del sendero, explicando el porque de la desaparición de especies, las decisiones erróneas de la administración para la conservación de ciertos tramos y datos muy interesantes que son parte de la historia de los EE.UU., sin en ningún momento llegar a abrumar o aburrir.
Para mi el último tercio del libro se hace algo menos dinámico, si bien no deja de estar interesante, y en general me ha entretenido suficientemente para considerar un tiempo bien invertido en su lectura.
No desvelare si Bryson y Katz consiguen recorrer el sendero completo, para eso te toca hincarle el diente a sus 360 paginas.