Pocas excusas me hacen falta a mi para desplazarme al occidente asturiano, y más cuando el año pasado me perdí esta carrera por apuntarme con meses de antelación a la Spartan Race y coincidir en fechas, ¡¡¡grave error!!! Por lo que este año no me la podía perder.
Voy a resumir de manera sencilla lo que me ha parecido esta carrera… EL AÑO QUE VIENE VUELVO!!! Y es que ha sido una maravilla. A mi es que Asturias me tiene completamente ganado. Organización pequeña pero perfecta. Nada aglomerada, 1400 dorsales, de los que acabaron poco mas de 1100. Lo justo y necesario, para ir acompañado pero no agobiado.
Recogida de dorsal en el pabellón municipal de Cangas de Onis, todo perfectamente organizado, desde la humildad, pero muy profesional. Feria del corredor justita, pero suficiente, fui a carreras muy grandes que son un desastre en este sentido. Aquí conocí una carrera que se me cae la baba, y es la subida desde el Santuario de Covadonga, hasta mis amados Lagos, 13´5km de pura subida (991m+), siendo el fin de semana siguiente, no me pude apuntar porque si los isquios lo permiten, correré en Riaza ese fin de semana. Pero vamos que en 2017, si coinciden en fines de semana consecutivos otra vez, haré doblete seguro.
Llega la hora de comer, y llovía como si se fuera a acabar el mundo. Nos hicieron un arroz con ternera, ¡QUE SE TE VA DE LAS MANOS!, en el «Refugio del Sella», a las afueras de Cangas de Onís, que me sentó genial. Fuimos a descansar un poco hasta la carrera, y no dejaba de caer agua, de verdad que creía que se iba a suspender. Pero desde la ventana de nuestro alojamiento se veía la salida y lo estaban montando todo. No dejo de llover pero si que caía un poco menos, así que baje a la salida y al lío.
Yo no había mirado mucho el perfil, pero si te dicen de subir de Cangas a Covadonga, ya te huele que va a ser duro, por lo que la intención era bajar justo de dos horas y hacerlo tranquilo. Luego resulta que el desnivel es solo un poco más que la Media Maratón de Madrid, pero eso no lo sabía. Entre Luis Andes que me había advertido que era dura, y gente de la propia del Club Atletismo Cangas de Onís, llevaba bastante respeto a la carrera.
Para rematarlo, empezó a caer agua otra vez con fuerza, y no nos dejaría el agua hasta la bajada. Por casualidad me encontré a la liebre de 1:45, corredor veterano, patas finas, cabeza a pelada y una magnifica barba vikinga. Como ese ritmo lo aguanto bien, me puse detrás de el grupito que iba con el, y decidí probar ir con ellos hasta arriba, a ver que tal.
Sorprendentemente subí a ese ritmo perfectamente, bajando un poco del 10 al 11, donde esta lo más duro, pero sin mirar el reloj, haciendo lo que hacia la liebre. Y así llegamos a las proximidades de la catedral, y de ahi era casi todo para abajo.
Para recuperar el ritmo, en la bajada, la liebre subió el ritmo. Yo recordé el consejo de Luis Andes, de que no me pasara en la bajada, que luego lo pagaría en el último llano, pero es que iba a gusto, y me deje caer, a ritmo. Y dejo de llover, la temperatura era ideal, no había viento, iba pensando en que era la mejor media maratón de la que había disfrutado. Y cuando llegamos al llanéo de nuevo, me acorde de otro Luis, esta vez Lluis Capdevilla, que siempre dice que no te quedes con las ganas de hacer un cambio de ritmo, y halla por el 15, deje atrás la liebre y me aventure para adelante.
Y salió bien. No fue un grandísimo cambio de ritmo, pero si lo justo para ganarle un par de minutos y bajar ese 1:45, lo cual solo había conseguido en dos ocasiones (1:42 y 1:38 ambas en la Media de Madrid). Eso si en ese tramo tuve que vivir una experiencia algo desagradable. Como estaba parcialmente cortado el tráfico, un ciclista se pego demasiado a la carrera, y se trastabillo con un corredor, ambos veteranos, más cerca de los 60 que de los 50, y casi se enzarzan a leches, tuve que separarlos, y convencerlos que no se calentaran el «focico», y me corto un poco el ritmo. Pero cuando las aguas volvieron a su cauce, volví a correr.
Gracias a «Marta Running» por las fotos que hizo a los participantes, en la que me capto entre ellas, casi al final de la prueba, parece que voy petado, pero prometo que voy bien. La galería completa de ella aquí
Y con muy buen sabor de boca, termine mi DECIMA media maratón de asfalto, muy contento con mi 3º mejor resultado, sin estar a tope todavia. Habiendo disfrutado como un auténtico enano. Y es que esta distancia me encanta, y el entorno no podía ser mejor. Ya digo que la repetiré siempre que pueda y atacare ese sub 1:40, que al final el desnivel sale poco más que la Media de Madrid, por mucho que asuste decir, subir de Cangas a Covadonga.
Solo un par de cosas que mejoraría de esta carrera, a modo de reflexión. A las liebres no se las ve bien, yo me la encontré, vale que llevan camiseta amarilla fosforito, pero hoy en día van cientos con este color a las carreras, un globo o algún otro invento similar no estaría mal.
Y lo segundo es que una vez arriba, podíamos meternos a dar la vuelta a los pies de Don Pelayo y la Catedral, y no en la rotonda a 100 metros, ya que la reconquista no es completa si no es con Pelayo. Imagino que será complicado conseguir permisos para esos escasos metros, pero estaría genial.
El año que viene, a por la edición numero 30!!!
Que buena Angel! El paisaje tuvo que ser la leche. Me alegro que las sensaciones fueran buenas.
Te ha faltado poner el post carrera que seguro que no comisteis mal por esas tierras luego jeje.
Un abrazote y a por la siguiente!!
Se comio bestial!!!
Un maquina!!
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