Si, parece que de no publicar nada, paso a publicar casi de seguido dos libros, tiene truco, porque la anterior entrada, tarde unos días en escribirla. Ahora tenemos aquí lo ultimo de uno de mis autores patrios favoritos, Juan de Dios Garduño, que además es un fenómeno de la Redes Sociales.
Es increíble el cambio de registro al que nos somete el autor, siendo como es un genio del genero fantástico, el misterio y el terror, aquí nos presenta un libro de aventuras clásico, al más puro estilo de Las aventuras de Huckleberry Finn, o Las aventuras de Tom Sawyer.
La novela se desarrolla en su mayoría en el mismo punto geográfico y época, que las anteriormente mencionadas, y además nos introduce como un secundario necesario al mismísimo autor se estos.
La trama se centra en la desgraciada vida de un muchacho, Jacob Walters, lleno de sueños e ilusiones, el cual no consigue ser dueño de su propia vida, y le es arduo complicado cumplir esos sueños.
Pasaremos por el siempre presente río Mississippi, Nueva Orleans, Nueva York, el Océano Atlántico, y nos meteremos en la piel del pobre Jacob. Todo esto con dinamismo y rapidez, en ocasiones demasiada, me hubiera gustado quedarme más tiempo en algunos lugares y con algunos personajes. Pero entiendo que el tipo de novela, no se presta a alargarse en demasía.
Otro punto que me ha encantado, es esa clara influencia de El Conde de Montecristo, uno de mis libros favoritos, pero de manera más light, y sin una venganza tan elaborada.
Tal vez por ponerle algún pero, esperaría un final más redondo, menos «de repente», pero aun así me parece muy disfrutable.
En definitiva, un libro de los que ya no se hacen, fresco, entretenido y de aventura pura, que nos traslada a otra época, y nos hace pasar unas horas, que al menos a mí, me transportan al tipo de literatura de mi niñez. Me quedo con ganas de releer a Twain.
Edito para poner el agradecimiento del autor por esta reseña, vía twitter.
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