Tom Z. Stone. J.E. Alamo

Vamos a poner en una coctelera una novela de genero negro, con tipos duros con gabardina y sombrero de ala ancha, sumado al genero Z, tratado desde otro punto de vista… ¿Que puede fallar?

Tenía puesto en el punto de mira este libro, que por cierto ya tiene tres entregas, es más cuando lo compre por internet estuve a punto de comprar los tres a la vez, ya que el precio es muy competitivo. Con la reciente salida de la tercera entrega, se reeditaron los dos anteriores, y pensé que era el momento adecuado.

Sumado a todo esto, tuve la oportunidad de escuchar una entrevista con el autor en el podcast «Luces en el Horizonte», del que soy habitual hace varios años, y me termino de convencer, este era el momento de acercarme a la historia.

Por suerte en el último momento de hacer el pedido quite el segundo y tercero de la cesta, echando otro titulo de otro autor, y esperando a ver que tal la primera entrega. Y digo por suerte, ya que no me ha terminado de convencer para nada.

La parte de novela negra esta bastante bien, con su tipo duro y su femme fatale de manual. El protagonista en un investigador privado, que es un zombie, pero en este mundo, al menos durante un tiempo, los zombies mantienen su consciencia y no van por ahí a lo loco comiendo cerebros.

Todos estos zombies tienen una fecha de caducidad, en la que si se vuelven un zombie más clásico. Pero el caso es que la parte de genero Z, no me funciona en ningún momento. En palabras del mismo autor, escuchado en la entrevista antes referida, es que metió un poco con calzador el genero Z, ya que en ese momento estaba de moda, y era una manera de dar salida a su otra historia.

Otra cosa que no me funciona para nada es el «malo de la peli», que aparece de repente, sin convencer mucho, aunque le conocemos desde muy pronto.

Y por último lo que me corta el ritmo del todo, son las paradas para fumar y beber, y es que si quitáramos las frases en que describe como realizan estas dos acciones, podríamos quitar unas cincuenta paginas al libro. En una película no queda tan forzado, aquí se hace muy pesado. Por no hablar de que en una conversación que no duraría más de tres minutos, pueden fumar más de tres cigarros, o beber cuatro whiskys.

En definitiva, igual que el anterior libro que reseñe, «Cien Años d Perdón» de Claudio Cerdán, no me convenció, pero tenía cosas y me hará seguir consumiendo al autor, veo realmente difícil que haga lo mismo con esta saga y este autor.

Ni que decir tiene que todo esto es una opinión personal, basada en mis gustos, y que ni mucho menos soy un profesional de esto, como se puede comprobar en todas mis reseñas, pero si no me gusta, no me gusta.

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