Una de mis sagas favoritas del genero Z es «El Cuarto Jinete», y resulta que el libro del que vamos a dar cuenta hoy, es del mismo autor que esta magnífica saga. Hay que sumarle a esto mi fascinación por la película de los Goonies, por lo que si juntas un autor que me gusta mucho, un título en el que hagan referencia a la película, y una portada atrayente, caigo en la trampa como cual ratoncillo al queso.
Y es que no me hizo falta ni leerme la sinopsis para saber que me iba a gustar, y me he equivocado poco, salvo por un par de puntos que desgranare a continuación. El libro lo adquirí directamente a la editorial Kelonia, ya que cuando lo fui a pillar en el tío Amazon estaba agotado, por lo que me tardo un poco más en llegar de lo normal, pero como no me corría prisa sin problema.
Tenemos una novela cortita, en lo que esperaba fueran aventuras puras, aunque me olía que algo de terror tenía que contener, esos tentáculos de la portada me hicieron pensar incluso en Cthulhu, pero nada que ver.
Una mujer recientemente separada y sus dos hijos, de 8 y 15 años, se dirigen a Jávea, en la costa mediterránea, para pasar una vacaciones en un complejo hotelero de ensueño.
Dese el primer momento la madre, de manera algo egoísta, necesita tiempo para ella y comienza a disfrutar de los servicios relajantes del hotel, haciendo uso de su spa y sus tratamientos.
Tal vez me adelante demasiado, no explique la conexión de la novel con la película de los Goonies, que no es otra que el hijo menor, y a la postre principal protagonista de la historia, descubre la película y la ve durante el viaje al complejo vacacional.
El niño quiere vivir aventuras al estilo Goonie, va conociendo un grupete de amigos, que solo son capaces de cohexionarse gracias a la fémina del grupo, de otra manera hubiera sido del todo imposible.
Nuestro protagonista empieza a darse cuenta que pasas algo raro, y se une con un descubrimiento la primera noche, donde le visitaran los otros protagonistas de la novela.
Ningún adulto le cree, y es su nuevo grupo de amigos a los que consigue ir convenciendo. Sin el apoyo de los adultos, son ellos los que tendrán que intentar resolver el problema.
En el momento que comienza el plan para saber que es lo que pasa en este complejo hotelero, llegamos a un punto que me saca de la novela por dos detalles. Un niño de 11 años que apabulle físicamente a otro de 15. Y que un niño de 8, por muy «gordito gafotas» que sea, se convierta en un experto hacker, solamente conectándose a una linea wi-fi abierta. De verdad que este pequeño tramo se me hizo muy duro.
Más adelante se vuelve a solucionar con un «giro» de trama, en el que se introducen a los mejores malos de la historia, y desde aquí hasta el final de la novela, todo ocurre en un pis pas, quizá demasiado rápido. Y este es el otro punto que menos me gusta de la novela, su rápido y atropellado final, dejando algunas respuestas en el aire.
Me ha entretenido mucho, encontré en parte lo que esperaba, y se me hizo muy ameno, pero en mi opinión se nota que no es una obra tan redonda como «El Cuarto Jinete», cosa que creo que reconoce el propio autor en sus páginas finales. Lo que si diría es que solo me ha mantenido el regusto Goonie en breves momentos.
La aparición del gran Claudio Cerdan, del que hemos comentado aquí ya un par de libros Cien años de perdón y Sangre Fría , y Darío Vilas, del que tenemos algún libro en la recamara, le han dado un puntito excelente en la parte que les corresponde. Y como ya dije la ilustración de Carolina Bensler ,me pareció prodigiosa.
Con este libro pongo dos sellos en el reto literario 2017, el 30 «Un libro que transcurre en tu mismo país» y el 36 «Un libro cuyo autor tenga tu misma edad». Puedes ver la evolución aquí.