Nos encontramos ante una autentica obra de arte, además de algo único. Un guionista top como Vaughan, dando rienda suelta a su imaginación y haciendo un poco lo que le da la gana, en una space opera preciosista, llena de personajes irrepetibles, diferentes y llenos de fuerza, y lo mejor de todo sin final programado.
Antes de esta entrada tenia programada una del mismo autor, con los 5 primeros números de otra de sus grandes obras, «Y, el último hombre», tambien genial y que en se vera esta misma semana. Pero me he emocionado tanto con esta obra que no podía por menos que sacarla a la de ya.
Todo empieza con el fruto de un amor imposible, entre dos razas enfrentadas por una eterna guerra, y no, esto no es un Romeo y Julieta sensiblero. Tenemos acción desde el minuto dos, en el minuto uno tenemos un parto.
La guerra entre estas dos razas se ha llevado por toda la galaxia, en un mutuo acuerdo para no dejar arrasado el planeta y satélite de origen de ambos, con lo que lleva los problemas a otra razas, a las cuales como podréis prever no les hace mucha gracia.
El nacimiento del bebe de esta extraña pareja provoca un interés de ambos bandos por hacerse con el, cada uno con diferentes métodos. Entrara en liza la realeza, representada por unos humanoides con cabeza de televisor. Cazarrecompensas variopintos con sus propias reglas morales, y personajes de todo índole, los cuales solo podrían salir de la imaginación de Vaughan.
El método de narración de la historia es de lo más original, siendo el propio bebe el que nos cuenta sus historia en un futuro indeterminado, lo cual nos quita la magia de saber si sobrevive a sus primeros días de vida, pero no nos da pistas de momento de cuanto lo hace.
Magia, violencia y sexo no tienen tachas en esta historia, mostrándola de manera explicita cuando en necesario, sin llegar a escandalizar. Recordar que es un cómic para lectores adultos, que por otro lado son los que pueden entender con profundidad la historia.
Si he de quedarme por el momento con un personajes, sería con La Voluntad, una suerte de cazarrecompensas, acompañado de una especie de gato que detecta cuando se miente. Con una moral propia inalienable, con una fuerza escénica única. Pero el dibujo de Alana, la madre protagonista me hace difícil la elección, además de ese lenguaje duro que utiliza.
Y si Vaughan lo imagina, Fiona Staples lo plasma, con un dibujo espectacular, de fábula adulta, eligiendo unos colores en su mayoría suaves, pero llenado de fuerza una gran parte de sus viñetas, podría decir que inmejorable, o que a la propia historia le viene como anillo al dedo.
Esta historieta es imprescindible para los amantes el cómic, pero tambien para los de la ciencia ficción. Tambien podría ser muy recomendable para convencer a escépticos de que el cómic es el noveno arte, ya que es una obra con mayusculas que dificilmente podría llegar a decepcionar a poco que lleves la mente abierta.
Por último mencionar la excelente edición que nos trae a España la editorial Planeta, con su filial Planeta Cómic, con un acabado excelente, cuidando el diseño de la edición hasta el último detalle, siendo una maravilla exhibirlo en la estantería.