Entramos en terrenos delicados en la saga con esta cuarta entrega. Pasamos de unos niños teniendo aventuras más o menos peligrosas, pero que solventamos con gracia, a unos preadolescentes que se tienen que enfrentarse a una oscuridad que tal vez sea algo elevada para su edad, refiriéndonos tanto a los protagonistas del libro que cuentan con trece años, como al lector objetivo al que en su mayoría va dirigido el libro. Y es que varios acontecimientos que suceden en este volumen suben de tono hacia la oscuridad.
Lo primero que encontramos en esta cuarta entrega es un aumento de volumen en cuanto a páginas que es evidente a simple vista. De las menso de trescientas páginas de los dos primeros, a las trescientas cincuenta del tercero, pasamos a las más de seiscientas de este. La escritora decide que los «niños» a los que va dirigido ya deben de estar preparados, y les pone esta primera prueba.
Con este aumento, tardamos mucho más en llegar a Howarts, y tenemos un verano mucho más largo con Harry, donde volvemos a convivir com sus maltratadores tíos, inaudito en toda la saga que nadie saque a ese niño de esa casa, y más tarde le veremos junto a toda la comunidad mágica asistir a los mundiales de quidditch, donde ocurrirán sucesos llevados a cabo por partidarios de quien-tu-sabes (voy a ser valiente y decirlo: Lord Voldemort).
Y tras una pila de páginas viajamos al escenario principal de la saga, Howarts. Aquí encontraremos novedades, dado que tras decenas de años se va ha llevar acabo el Torneo de los Tres Magos, en el cual participan 3 magos de los últimos cursos de tres instituciones mágicas de todo el país. De esta manera llegaran desde Francia y Bulgaria dos delegaciones de sendos colegios de magia, de los que se eligieran tres campeones (uno por colegio), para disputar el citado torneo, para mayor gloria de su institución.
Como no Harry se vera envuelto en el jaleo, y pese a no cumplir los requisitos de participación, aparecerá como cuarto participante en el torneo y a partir de aquí iremos siguiendo sus problemas a la hora de ir solventando las pruebas.
En esta novela se introducen múltiples personajes nuevos, como Alastor «Ojoloco» Muddy, o la odiosa periodista amarillista Rita Sketeer, el primero con un papel realmente importante e influyente, incluyendo un giro final muy interesante.
El tono más oscuro del libro lo encontramos en el regreso corpóreo del Lord Voldemort, y varios asesinatos de personajes a sangre fría y con la máxima crudeza, elevando el tono adulto de la historia, por otra parte de manera acertada.
Todos los acontecimientos se precipitan en las últimas páginas del libro, dejando más abierta que nunca la saga, con sucesos importantes por ocurrir que harán redonda la saga sin ninguna duda (fácil decirlo habiendo visto las películas).
Puedes leer la reseña de los tres primeros libros aquí:
Harry Potter y la Piedra Filosofal