Lo prometido es deuda, el año pasado nada más terminar dije que volvería a Cangas de Onis a correrla, y aquí estoy. Lo que estaba seguro es que no iba a ir a por el sub 1h40min por no estar en forma, pero para rondar 1:45 si estaba, y más yendo acompañado del fenómeno mediático del entreno y la salud Luis Andes, el cual iba hacer su primera media maratón minimalista con unas Fivefingers. No necesito excusas para ir Asturias, por lo que la carrera es simplemente ¡un aditivo!
La carrera como ya explique el año anterior es muy familiar, con una organización volcada que no realiza excesos, lo que se puede comprobar directamente en la entrega de dorsales, que ha pasado del polideportivo municipal y tener una pequeña feria del corredor, a un salón del ayuntamiento sin más aditivos. Mas que suficiente os lo puedo asegurar, para lo que sirven las ferias de corredor en España, no son necesarias.
Aquí por doce euros que pagamos nada más salir la inscripción tienes una camiseta técnica de categoría, los avituallamientos justos y necesarios y todos los servicios que debe haber en una carrera, voluntarios, emergencias y todo lo demás. Deberían tomar nota otras carreras.

Si algún día hago ese tiempo..¡¡¡ me dejo coleta!!
Se juntan varios acontecimientos históricos en esta carrera, es la edición número 30 y posiblemente la última carrera de asfalto que corra Luis, así que hay que disfrutarla. El llego como cuarenta minutos antes a la salida, yo para no perder la tradición unos cinco minutos antes, y tenia literalmente la puerta del hotel a doscientos metros.
Advertencias de la organización por megafonía, al ser una prueba de la Federación de atletismo hay que llevar el dorsal en el pecho si o si, bajo riesgo de descalificación, por lo que hubo que ponerse en modo Marianico los porta-dorsales. El mio al ser de los anchos con bolsillos apretaba un rato.

Marianico 1 y 2 preparados.
Como podéis comprobar por las fotos estaba algo nublado, pero puedo asegurar que hacía un calor agobiante, unos 30º y una humedad exagerada, pintaba que iba a ser dura, y no había intención de lluvia que pudiera rebajar el calor como paso el año anterior.
Salimos a buen ritmo, pero ya en el kilómetro uno llevaba las pulsaciones altísimas, mala señal, pero estaba cómodo de lo demás, y con ese entorno y l oque nos esperaba estaba más que contento y bien acompañado.

Nos las traíamos muy felices.
La primera señal de que algo no iba bien es cuando empezamos a ver corredores en torno al kilómetro cuatro, dándose la vuelta y abandonando, y no hablamos de runners domingueros, gente fina que se notaba que no era su primera carrera de calle.
Los pies ardían con el asfalto, no me quiero imaginar como iban las plantas de Luis a ras de suelo.
Hasta el kilómetro siete seguimos a buen ritmo, por debajo de 4:50 el km, y Luis me da una mala noticia, «Me parece que te vas a tener que ir solo», menudo bajón me dío, pero le dije que bajamos el ritmo y listo, lo que aguanten sus pies.

¿Se nota la diferencia de pisada de un minimalista y un amortiguado?
Mi cerebro debió de desconectar un poco, y me empezaba a faltar energía, por lo que adelante la toma del gel. Para el kilómetro nueve, justo antes de empezar la subida más prolongada hasta Covadonga, me vino un bajón de rendimiento exagerado, y entre el diez y el once… ande… la primera vez que esto me pasa en una media, distancia que adoro y tengo controlada, pero es que estaba reventado.
Luis intentaba tirar de mi con aumentos sutiles de ritmo, pero nada iba más pegado que un chicle debajo de la mesa de una sórdida cafetería. Finalmente conseguí llegar arriba y ahora tocaba bajar un rato, esperando recuperar algo el ritmo. Evidentemente fuimos más rápido, pero ninguna maravilla.

Postureo absoluto, iba completamente pegado.
Una vez que volvimos a llanear no hubo manera de coger ritmo, iba pegado al suelo y luchando por no pararme, cosa que no hice, pero el ritmo era lamentable, sobre 6 minutos el kilómetro y superándolo en ocasiones. Intentaba dar pequeños tirando para ver si entraba en ritmo, pero era imposible.
A Luis que había aguantado como un jabato su bajón de pies (casi que le vino bien mi bajón para dosificarse), le iba diciendo que se marchara, pero el muy cabezón se quedaba conmigo, salvo los ratitos que le daba charleta a todo el que se dejaba.
Fueron pasando todos los globos de tiempo, y quedando tres o cuatro kilómetros llegaba a mi reloj el tiempo que hice el año pasado, pero continué, sufriendo como un gorrino.
Cuando llego el globo de las dos horas me dio bajón, ya entrabamos en Cangas de nuevo y dije al menos me quedo con el, pero ni eso pude. Por fin vimos a nuestras fabulosas acompañantes y a lo lejos el arco de meta, y saque lo que me quedaba para un pequeño sprint y superar el globo de las dos horas para parar el reloj en un tristisimo 1:59:46, pero había terminado.
Analizando posteriormente los datos, fui desde el principio hasta el final muy por encima de mis pulsaciones habituales. Este año la ruta ascendente que me sucedió en 2016 mejorando tiempo en las 3 primeras medias del año ha ido totalmente al contrario, hasta su culminación en esta mala carrera. mala en tiempo, porque todo lo demás he disfrutado muchisimo.
Finalmente nos obsequiaron detalle conmemorativo por parte de la organización al ser la edición número 30 con una plaquita conmemorativa de finisher, tarrito de frutas que devore. La sidra y la comida de la cena ya corría de nuestra cuenta y como no podía ser de otra manera fue fantástica en nuestro lagar de confianza El Polesu.
Me hizo caso la organización con el tema de las liebres que reclamaba el año paso, y en esta ocasión llevaban un globo con el que se les podía ver mucho mejor. lo de visitar a Don Pelayo sigue sin poder hacerse.
Esta vez no puedo prometer que vuelva el año que viene con toda seguridad, pero que en cuanto pueda lo haré podéis darlo por seguro, este año he sufrido demasiado y hay que solucionarlo.
Para terminar os dejo el vídeo de Luis en su canal de youtube y sus «Aventuras de un hominido minimalista» (nombre patentado por mi y prestado sin royalties), en elque en varias ocasiones podréis ver mis caras de sufrimiento y muerte súbita, y a Luis riéndose de mi, sin mala intención.
Muchas gracias a todos los autores de las fotos que publican en sus facebook de manera desinteresada fotografías de absolutamente todos los participantes.