¿A quien no le gustaría tener un juego de mesa con tu propio nombre? Pues eso mismo pensé yo, y cuando se acercaba el sexto cumpleaños de mi pequeño amigo Leo, vi que hacia poco que Devir Iberia había publicado un juego titulado Leo («va al barbero» como subtitulo), investigue un poco si merecía la pena, o solo se quedaría en la gracieta del nombre para decidir si seria su regalo de cumpleaños.
A modo de ficha decir que lo primero que me llamo la atención es que el juego es a partir de 6 años, los astros se alinean, ya que el Leo receptor justo cumplía esa edad (aunque siempre va avanzado en esto de los juegos, aprendió a sumar jugando de manera satisfactoria a 7 Wonders Duel, y es un as de Virus! desde hace tiempo), en definitiva un niño de 5 espabilado puede jugarlo perfectamente.
Por otro lado el juego es cooperativo de 2 a 5 jugadores, por lo que lo hace ideal para no herir la susceptibilidad de grandes y pequeños a la hora de las derrotas, compartiendo el éxito y el trabajo.
El tiempo de juego es de unos treinta minutos según instrucciones, y se ajusta bastante bien si vas al limite de duración, puedes tener suerte y ventilarlo antes, pero en ningún caso debería superar ese tiempo.
Tamaño de la caja estándar, igual a la de Carcassonne, quedando una barbaridad de aire. Recomiendo el uso de bolsas zip para guardar los componentes y que no este amontonados sin ton ni son.

De la cama al peluquero.
El juego tiene un tema muy simpático, se trata de un león de nombre Leo, el cual tiene que ir a la peluquería antes de que sus melenazas se descontrolen. el recorrido deberá hacerlo desde su propia cama, hasta el sillón de Buba el mono peluquero.
Para esta misión tendrá cinco días, vamos cinco oportunidades para lograrlo. Se colocara un camino de losetas boca abajo, y por medio de una cartas numeradas, cada jugador decidirá cuantas losetas avanza (de 1 a 4), en ese momento voltearemos la loseta a la que llega Leo y si no coincide el color del fondo de la misma, con el de la carta jugada, Leo se pone a charlotear con el animal de esa loseta, el tiempo indicado en la parte superior de la misma. Este tiempo de avanzara en el reloj que encontramos para tal efecto, si llega a dar la vuelta a las 8, la peluquería cerrara y no podremos cortarnos el pelo.
En este momento pondremos una pieza del puzzle en la melena de Leo, viendo como este crece descontroladamente, y volveremos a empezar, a no ser que ya hayamos colocado todas sus piezas de melena, momento en el cual perderemos.

Nos va creciendo el pelo.
Hemos explicado el caso de que la carta y la loseta no coincidan, pero si coincide el color Leo no se entretiene y continua caminando, jugando una carta el siguiente jugador . Se puede dar el caso de losetas neutrales en las que no hay ningún animal y de todas maneras Leo no se entretendrá.
Como las losetas se quedan boca arriba, lo suyo es memorizar su posición, ya que al cerrar la peluquería se las da la vuelta, pero no se las cambia de posición, por lo deberíamos de saber cual es cada una, e ir a tiro hecho.
En resumen en la primera intentona de llegar al peluquero será puro azar, y en las siguientes tendremos que tirar de memoria e intentar urdir una estrategia, para irnos acercando y poder ponernos al día con nuestro pelazo.
El juego es tremendamente simpático, gráficamente muy divertido y con unos componentes de calidad. Si no lo haces así hoy en día es muy probable que te comas lo que mayormente viene a ser un mojón. Podría pasar por un juego de la alemana Haba, pero lo trae a España muy acertadamente Devir.
No descubre nada nuevo, pero es entretenido para jugar con los pequeños, eso si la memoria de los mayores puede quedar un poco en evidencia, que mala es la edad. Las reglas se explican en 2 minutos y los pequeños las entienden enseguida, pudiendo jugar entre ellos sin necesidad de la supervisión de adultos. Nosotros nos hemos divertido, y el Leo de carne y hueso esta encantado con la incorporación a su ludoteca particular, por lo que le damos un aprobado, no solo por coincidir el nombre como dijimos al inicio, también por el entretenimiento que proporciona.
Como todos los juegos con bichitos, mola jugar en el suelo con ellos, de ahí que no haya tapete y si la alfombra de mi salón.