Esta mañana me levante con una triste noticia para mi, de hecho me desperté más pronto de lo normal e intranquilo, algo olía en el ambiente. Y al entrar en instagram lo ví. El último integrante y alma máter del equipo campeón de 2008, que nos devolvió el «Orgullo Verde», era traspasado a Dallas Mavericks.

Se va junto a junto a Dwight Powell y los Boston Celtics reciben a cambio de Brandan Wright, Jae Crowder, Jameer Nelson, la primera ronda del “Draft 2015” y una futura segunda ronda de 2016, o lo que viene a ser nada de nada. Pero ante su inevitable marcha el próximo verano, acababa contrato y muchos equipos iban a poner mucho dinero sobre la mesa, no quedando nada para Boston, el señor Danny Ainge hizo lo que tenia que hacer, y es que esto de la NBA no deja de ser un negocio.

Dallas Mavericks son un equipo que siempre me creo simpatía, así que me parece un buen destino, y preparan un quinteto titular, que sobre el papel es brutal, digno de una liga fantasy o de NBA 2k15 de Ps4 y Xbox One. Medito da el estado de Texas con las tres pedazos de plantillas, Houston también estuvo en la puja por Rondo pero se quedaron cortos.

El precio mínimo para entrar a negociar que pusieron los Celtics fué una primera ronda del próximo draft. Esto hizo que franquicias como Los Ángeles Lakers se intentasen a la desesperada alcanzar un acuerdo ofreciendo a Lin, el contrato de Nash (menuda perita en dulce) y unos tickets para perritos hasta fin de temporada que tenían por ahí; mientras que otras, como los Sacramento Kings ni siquiera lo intentaban, al no poder ofrecer nada decente.

Entonaremos la canción de «Algo se muere en el alma, cuando un amigo se va…», y yo por lo menos le deseo mucha suerte al que para mi es el mejor base puro de la actualidad (solo a la par de Chris Paul). No se si dará para retirar el numero 9 en un futuro en el techo del pabellón, pero yo lo haría.

De nuevo nos veremos inmersos en reconstrucción total, esperando que la travesía que recorrimos desde 1986 hasta 2008 no sea tan larga.