Hoy en la sección de juegos para disfrutar con los más pequeños, traemos un «sangre azul», no obstante ha ganado el premio Kinderspiel des Jahres 2016, el más prestigioso en lo que a juegos de mesa se refiere, en su versión infantil. Bebiendo ligeramente de su hermano mayor, Stone Age, un contrastado y aclamado eurogame.

A modo de ficha decir que su editora original es Hans Im Glülck (al igual que el original y tantos otros juegazos), y que a España nos llega de la mano de Devir. Podemos jugar de 2 a 4 jugadores, a partir de 5 años. En esta ocasión lo jugamos con Alex, de 6 años, hijo de un compañero de mesa, y pudo llevarlo adelante el solo sin complicaciones y sin handicap, su padre incluso iba a por él.

La duración es de unos 15/20 minutos aproximadamente, ideal para que los peques no se distraigan durante la partida, y si se quedan con ganas, pues se juega otra partida.

El juego consiste en recopilar recursos del tipo colmillos de mamut, puntas de flecha o bayas, para poder construir cabañas en nuestro asentamiento. El primero que logre edificar tres de estas cabañas, será el vencedor.

El inicio de la partida es muy rápido, cada jugador recibe un asentamiento, que le hará las veces de parapeto para ocultar los recursos que vaya logrando, y donde deberá montar las cabañas una vez conseguidas. También recibe un peón y una ficha de mamut del mismo color, el primero para moverse por el tablero, el segundo para recordar nuestro color y que los demás lo sepan.

El tablero se colocara en el centro de la mesa y se abastecerá de los diferentes recursos según el número de jugadores. Barajaremos las losetas de cabaña y haremos tres pilar uniformes, colocándolas en la posición indicada del tablero. De la misma manera lo haremos con las dos losetas de perro. Por último, alrededor del tablero colocaremos boca abajo las losetas forestales de manera aleatoria (las fichas verdes que se pueden ver en la foto de arriba).

 

El turno de juego es sencillo, se levanta una loseta forestal que no este boca arriba, si nos sale un dado movemos tantas casillas como el número impreso en el mismo. Si nos sale un recurso llevamos el peón directamente a esa casilla. Una vez allí podemos coger ese recurso, si lo hubiera, colocándolo bajo nuestro asentamiento.

Si la casilla en la que caemos es la de intercambio, podremos cambiar tantos recursos como nos interese y podamos, teniendo que haber siempre cinco recursos en esta casilla.

Si caemos en donde el perro, cogemos la loseta y nos valdrás de comodín para sustituir cualquier recurso que queramos. Si no hubiera (solo hay dos), podemos elegir a que jugador hurtarle el suyo.

Por último si caemos en la loseta de construir cabaña, si queremos y podemos, pagaremos el coste de una de las cabañas que hay descubiertas y la llevaremos a nuestro asentamiento. Una vez realizada esta acción, daremos la vuelta a todas las losetas forestales y podremos intercambiar la posición de dos de ellas. Si no pudiéramos construir cabañas por falta de recursos necesarios, aun así giraríamos todas las losetas y cambiaríamos dos. Solo se puede comprar una cabaña en el mismo turno.

La producción del juego esta a la altura, con los recursos de madera representando cada recurso, con un cartón grueso de buena calidad, y muy vistoso, entra por los ojos sin ninguna duda.

En cuanto a diversión, a los niños le gusta mucho, las acciones son sencillas pero tienen decisiones que tomas, como acumular muchos recursos o gastarlos. Y tiene su pequeña parte de memoria, para recordar donde estaba la loseta que nos interesaba. Si eres un adulto un poco despistado, aunque solo varíen dos cada vez que se voltean te puedes hacer el lío.

Para adultos aguanta unas partidas, pero siempre jugando con niños, no es de estos que puedas sacar solo para adultos, aunque no sean jugones. Pero al jugar con niños, al tener una parte de azar, y que puedan ganar a un adulto sin handicap, lo hace interesante. Por lo que trae y el precio que se puede conseguir, cabe en cualquier ludoteca a la que accedan críos habitualmente, y nos divertiremos con ellos. Tal vez cuando vayan creciendo no lo pidan tanto, pero tienes juego para rato desde los cinco años.