Una nueva jornada lúdica satisfactoria en la Asociación Místicos de Arkat, con sesión doble de juegos.

Fireteam Zero caja enorme, minis espectaculares, y dados para dar “wuantung”, mi alma ameritrasher no puede pedir más, pero había que probarlo, y no me ha decepcionado. Y tiene su mérito porque duramos cinco turnos antes de que nos dieran matarile.

Y es que por lo que hemos visto no es un juego para nada fácil, todas las criaturas a las que eliminas en un ronda se regeneran si o si a la siguiente, y gracias al azar de un dado 12, te pueden salir en la localización de al lado. Los bichos se mueven rápido y se te echan encima con mucha rapidez, no solo tienen su movimiento, sino que cuentan con otro dado que les puede dar un movimiento extra, o la activación de su habilidad especial.. La libertad de acciones por parte de los personajes que manejas son muy reducidas, y te limitan bastante.

La interacción mediante cartas me parece interesante, dándote unas elecciones que te hacen pensar bastante. El apoyo que puedes dar a tus compañeros en momentos puntuales, entregando tus “puntos de vida” en forma de cartas para evitar males mayores, hacen darle un poco al coco de cuando es más apropiado utilizarlas.

Jugamos a tres, y no se si por mi culpa (es muy posible), ya que me dio por separarme del grupo, pero nos liquidaron con sorprendente rapidez.

Como puntos negativos vería el que no tengas ninguna posibilidad de defensa, todos los leñazos que salen en los dados te los comes. Y sobre todo la limitación de acciones, si atacas, no puedes registrar, con lo cual te limita a que si te has quedado con bicho y te lo cargas, posteriormente no puedes buscar por ejemplo.

Que absolutamente todos los bichos ignoren el terreno complicado le quita realismo y temática. Y la poca variedad del malo en si, en el primer escenario solo sale de un tipo más un jefe, me parece escaso, aunque lo pueden cuadrar temáticamente.

No es un juego, que salvo mega-ganga, vaya a incluir en mi colección, sobre todo por el precio, pero estaré encantado de darle partidas a la copia del compañero, y avanzar en la campaña, si ha sido complicado con bichos normales, no me quiero ni imaginar a los jefazos tochos.

Continuamos con el Imhotep, juego sencillo que nos ha encantado, le dimos un par de seguidas, que gane, a lo mejor por eso me gusto más.

Estéticamente es muy llamativo desde que lo abres, aunque podría venir en una caja más pequeña la verdad. Los bloques de madera son geniales, tienes que tenerlos en mano para ver su tamaño, nada habitual.

El juego se basa en ir llevando los bloques de tu color a distintas localizaciones para ir “construyendo” distintas edificaciones, puntuando cada una de ellas de manera diferente.

Mandar tus bloques se hace mediante barquitos que tienen diferentes capacidades, y que puedes enviar sin terminar de cargar completamente, ya que muchas veces te puede interesar que tus rivales no lleguen a donde tenían planeado.

Me gustan mucho las diferentes maneras de puntuar según la localización en la que tengas pensado “invertir”, unas se puntúan inmediatamente, otras al final de la ronda, una vez que todos los barcos han llegado, y otras a final de partida, todo un acierto, ya que aunque es un juego sencillo te da muchas opciones de cómo enfocarlo.

Este no voy a tardar mucho en incluirlo en la colección ya que creo que es un juego que puede salir mucho a mesa por su sencillez de reglas y su vistosidad, especialmente para engatusar a no jugones, y aprovechar para sacar más juegos en una sobremesa.