En el norte de Filipinas, en la provincia de Ifugao, se encuentran las interminables terrazas de arroz, entre las que destacan las que hoy nos traen aquí Banaue, Batad y Bangaan.
Estos arrozales en terrazas tienen cerca de 2000 años de antigüedad. Se cree que fueron construidos por la tribu indígena de los ifugao . Estas terrazas se encuentran a 1500 metros sobre el nivel del mar y ocupan una superficie de más de 10 mil kilómetros cuadrados. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1995 y en peligro en 2001, declaración que continua aun hoy vigente.
Estamos ante un entramado de manantiales que canalizan el agua de la selvas subtropicales,creando un sistema de riego perfecto. A menudo son dañadas por terremotos y tifones, por lo que necesitan de un mantenimiento muy cuidadoso. Estos curiosos arrozales son además filtros naturales que abastecen de agua potable a los habitantes de los valles, originando un sistema eficientemente natural en el que las personas y los recursos interactúan de una manera sostenible.
Los arrozales son una ingeniería compleja y rudimentaria a la vez, las canalizaciones de agua están hechas con arcilla y bambú y se aprovecha el desnivel natural para inundar una terraza tras otra por mero rebose forzado a través de unos aliviaderos. Simple y complejo a la vez, un auténtico alarde de la capacidad humana con los conocimientos y herramientas de hace 20 siglos.
Para visitar las terrazas de arroz de Banaue y Batad, hay que tomar un autobús nocturno de Manila a Banaue. Aunque barato, la parada esta en un barrio de Manila poco accesible. Se toman desde Sampaloc Bus Terminal, en Lacson Avenue. La única compañía que opera hasta Banaue es Ohayami. Todos los viajeros inciden en el frío que se pasa en estos autobuses así que no olvidéis una rebequita.
Sus habitantes, descendientes de los ifugao, conservan todavía la mirada perdida característica de esta comunidad en parte gracias al nga nga, un estimulante creado a partir de las hojas y los frutos de la palma que mastican una y otra vez.
Aquí va la leyenda forjada durante el avance imparable del Ejército Imperial japonés durante la II Guerra Mundial por el Sudeste Asiático.
La victorias niponas se suceden y El general japonés Tomoyuki Yamashita gana en esos días el apodo de «El tigre de Malasia».
El general japonés se lleva a Filipinas lo saqueado en doce naciones en Asia oriental y suroriental. Lingotes de oro, obras de arte, piedras preciosas, antigüedades chinas de valor incalculable… todo lo que la imaginación popular ha podido vislumbrar.
Se dice que Yamashita decide esconderlo cuando el avance del contingente aliado al mando del general Douglas MacArthur por Filipinas se hace imparable y no es seguro sacarlo por mar del país.
«El tigre de Malasia» se rinde oficialmente a los aliados el 3 de septiembre de 1945 en la residencia del embajador estadounidense para Filipinas en Campo John Hay, según recogen los historiadores.
El filipino Domingo Pahigon, un miembro de la tribu ifugao, quien a sus 90 años de edad se presenta como el último testigo vivo de aquél día histórico, asegura que presenció la entrega de Yamashita a los estadounidenses.
«Le vi intercambiar saludos con los oficiales americanos», afirma Pahigon sobre un acto ocurrido en Sitio Longa, en la cordillera central de la isla de Luzon, según publica hoy por el diario «Philippine Daily Inquirer».
Condenado a la pena capital por crímenes de guerra en un tribunal militar, Yamashita es colgado hasta la muerte en Los Baños, provincia de Laguna, vecina a Madrid, el 23 de febrero de 1946.
Algunos creen que se llevó a la muerte el secreto, otros defienden que los estadounidenses le torturaron para que revelara la localización del tesoro.
Lo cierto es que desde hace sesenta años buscadores de fortunas de todo el mundo pasan por Filipinas para tentar a la suerte.
En 1970, el cazador de tesoros Rogelio Roxas afirmó que había encontrado un buda de oro sólido de tres pies de alzada en Baguio, la llamada «capital veraniega» de Filipinas, donde Yamashita se refugió tras perder Manila.
En noviembre de 2002, una persona murió y otras cuatro resultaron heridas en las cercanías de Córdoba, en la isla de Cebú (sur), cuando excavaban un túnel en busca del legendario potosí.
Un año más tarde, un grupo de personas desenterró 67 tumbas de un cementerio japonés en la ciudad de Davao, en Mindanao (sur).
Hoy en día, en los foros de contactos de internet se puede encontrar, si se busca, quien está dispuesto a vender un mapa «genuino» del tesoro de Yamashita.
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7.Highland, Escocia
8.Chichén Itzá
9.Las Grutas de Postojna
10.Parque y Cascadas de Plitvice
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